Cafe i Coloms de Novembre 2014

/..”El cortejo de los machos, conocido como “hacer la rueda”, consiste en describir un pequeño círculo frente a la hembra bajando la cabeza con el cuello hinchado y las plumas del buche y el obispillo erizadas, mientras emite su arrullo y descuelga ligeramente las alas. A la vez, hace sonar las rectrices abiertas rozándolas contra el suelo, para acabar levantando la cabeza y cerrando la cola de nuevo.
Estos círculos puede repetirlos una y otra vez delante de la hembra o alrededor suyo. El cortejo puede tener algunas variantes; Por ejemplo, en ocasiones puede levantar las dos alas hasta que se tocan las opuntas de los extremos mientras se aproxima a la hembra, en otras ocasiones se acerca a ella dando un pequeño saltito mientras la golpea suavemente con el buche.
También tiene una fase en la que el macho arranca a volar con sonoros golpes de alas para volver a aterrizar cerca de la hembra, a la que seguidamente hace la rueda.En ocasiones sale del acantilado en un vuelo horizontal para volver con la cola ligeramente abierta y las alas fijas levantadas en forma de “V”.
Cuando la hembra sigue al macho en uno de estos vuelos es señal de que empieza a aceoptarlo. También emite señales de aceptación abriendo ligeramente las alas a la altura de los codos, descolgándolas ligeramente, y abriendo la cola mientras camina con el cuello levantado y una cierta afectación, mientras el macho le hace la rueda.
Una vez formada la pareja, el macho continuará haciendo el cortejo a la hembra durante toda la vida como una forma de saludo o para estrechar vínculos, y de la misma manera la hembra le corresponderá. Los dos miembros de la pareja se acarician mútuamente el cuello y la cabeza con el pico, y los machos pasan comida a las hembras de la misma manera como lo hacen con los pichones.
Además del arrullo de cortejo, los machos emiten un ronquido con el que atraen a la hembra al nido. En ocasiones, cuando la pareja se halla ya en el nido, la hembra emite el mismo ronquido que el macho, aunque mas bajo en intensidad.
Tanto machos como hembras emiten también un ronquido mas agudo y prolongado que les sirve para llamarse entre ellos o a los pichones cuando van a cebarlos, y un sonido brisco y corto que es la voz de alarma y que alerta a todo el grupo. Completan el repertorio de sonidos con palmeos que realizan pegando con la parte superior de las dos alas y roces de la cola sobre el suelo.
Como en la mayoría de las aves, el lenguaje corporal tiene gran importancia como medio de comunicación entre ellas. Un erizamiento de las plumas frente a otro individuo es señal de sumisión, pero si el erizamiento es de las plumas del cuello y la cabeza, puede ser una invitación al acicalamiento por parte del consorte, lo que ayuda a reforzar los lazos conyugales.
El acercamiento con la cabeza baja y dirigida hacia otro individuo es señal de agresión y puede ser motivo de huída o de inicio de una pelea. En las peleas, especialmente los machos, se agarran con el pico y se empujan haciendo retroceder al adversario. También utilizan las alas para darse golpes secos, como método de defensa. A veces la paloma levanta el ala contraria a la que piensa utilizar para pegar como una manera de aparentar mayor tamaño e intimidar a su contrincante.
Las palomas que están nerviosas porque temen un ataque suelen mover el ala mas cercana al posible agresor arriba y abajo, manteniéndola pegada al cuerpo. Este gesto precede muchas veces al golpe de ala defensivo del que hablábamos antes. Los pichones, en cambio, utilizan ambas alas en un movimiento bastante similar para dar la bienvenida a los padres o para solicitar alimento a la vez que pían. En el momento de la ceba, sobre todo cuando los pichones ya son bastante grandes, éstos abren las alas mientras las mueven arriba y abajo, a veces cubriendo con ellos al progenitor que les suministra el grano” ../…
Lluís Colom Guarch. “Curso de jueces para palomas”. Fesacocur 2103

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